LLEGUÉ, ME QUEDÉ.



Vi por donde el mar se cuela convencido de ser sacado de tus ojos, que ya no miran más la mañana abierta cuando hace cola para salirse otra vez con la suya con otro amanecer. Y el planeta, exhausto e inaugurando cada dia vidas entregadas al deseo, solo mira un mundo de azul y gatos negros tratando de cruzar la suerte.

Y pude comprender lo que en mis 33 segundos de oler tu cuello, todo viaja al pasado para recordar cuando sentados en aquel banco veíamos la tarde arder y arder.  Huele a echarme de menos ahora. 

 Y aqui estas tú, siempre apagando el consumo de huir cuando escapar es una opción solitaria, pero me dices que nada se destruye, que solo viaja a otro lugar de la memoria.

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