CHISPA Y NIEVE.
Chispa en el alud. Nieve entre el incendio. Recorrió la ciudad el día que las rosas habitaban una larga dentellada de vergüenza. Era sol y abrigo, encontrando en cien preguntas aquellos lugares donde nadie visitaba desde años atrás. Supo hacer del lirio amarillo la temeridad al ver luz en consonante a una coraza arraigada tras los años. Era ternura y expresión. Pólvora. Disparaba la mañana en la brisa detrás de las palabras de aquellos libros que algún día leerá. O quizás ni lo necesite. O quizás, aunque no lo sabe, el abismo del baile de sus alas preguntará por su razón de andar con sus pasos por el mar. Por su lugar favorito. Entonces alguien entenderá la libertad en sus brazos y la amnesia en el mensaje de sus ojos. Las ganas de ver el sol en una terraza asomándose a la costumbre. Mira como un nudo entre las manos, le dibujan colores pequeños. Los que se perdieron y los que dibujan pulseras. Los que le pintan de verano por el azul que viste el horizonte en un mar de agosto. Como
