HUYÓ.

 

Huir. Cuando la espina traviesa la piel, cuando sopesa la suerte de otro camino posible. Cuando el velero de rosas va hacia el frenesí, amarrado a una cimera ardiente de la noche en medio de tu alma. Subceleste.

¿Pero dónde va todo cuando se va? 

Huyó. Como aquello que dura un segundo en la eternidad. 

Huyó como el tiempo. Como aquello que se va. Como el agua entre los dedos. Como quien mira a un recuerdo. Huyó como la sonrisa que se esconde en una verdad a medias, con las manos llenas de nostalgia. Plantando minas en un campo de flores, bebiéndose mi sed.

Huyó y la soledad fue su mejor refugio, aún a sabiendas de que desconocía donde terminaba el mar. Pero terminaba. Que no es poco.

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